jueves, noviembre 11, 2004

Cómo llegué a ver a Morrissey. (Parte V y final -Al fin-)

Nos mantenemos expectantes mirando el escenario. Calla la música de fondo. Se apagan las luces. Una voz comienza a hablar. Gritamos. Está empezando... La espera se hace larga; la voz sigue hablando y Morrissey no sale. Tensión. Se levanta el telón. Salen sus músicos. Luego sale él.

Grito como nunca antes. También grita; también se emociona. Sale vestido de sacerdote. La pinta es genial. Comienza a cantar. El estadio se remece por completo. Mi corazón late y late, hasta dejo de pensar en lo que "hubiera sido". En una de esas excepciones de mi vida dejo de pensar en todo y sólo escucho, salto, bailo... Ni siquiera importa que no conozca la mayoría de las canciones. Es cosa de que empiecen a sonar para que mis oídos se enciendan, mi corazón lata más dulcemente. Es cosa de escucharlas como para sentirme llevado lejos, y sentirme bien... Lo sé, lo siento, y me gusta.

Morrissey canta "The first of the gang to die". La euforia es absoluta, el coro de voces que se eleva es genial. Me mira, le devuelvo la mirada; sonreímos, cantamos y bailamos más. La escena se repetirá mientras Moz esté allí. Me mirará, la miraré, y sin necesidad de decir palabra los ojos dirán "esto que está pasando es genial". Las canciones pasan y aunque pase el tiempo, no importa. Sólo Morrisey y los que estamos allí. Entre cada canción, agradece y habla. Es simpática esa actitud. De pronto suena "Every day is like sunday". Otra de esas canciones que he escuchado desde chico y que no tenía idea a quien pertenecían. Ese sentimiento de "descubrirlas" me gusta mucho. Coreo el estribillo como si la hubiera cantado toda la vida. Me sigo dejando llevar, como tomando una mano invisible que me lleva a envolverme en todo lo que está pasando y sin importar el peso que llevo siempre. "Irish blood, English heart", el comienzo del fin...

Otra canción para seguir desatándome literalmente. Sólo dos veces antes me he dejado llevar por la música de ese modo: La vez que fui a Blondie, y el concierto 2003 de Serrat. (En el de Eric Clapton salí volado la galería tenía olorcito a hierba hasta el último rincón, xD. Igual estuvo bueno.) Lo único que me detiene es que no se me caiga el celular. O devolverle la mirada. De pronto, siempre demasiado pronto, termina y se despide. Sus músicos se van también; en medio de los aplausos y los deseos de seguir con la fiesta. Vuelven para la última canción. Hay que aprovechar de disfrutarla. Sabe tan bien como las otras... El telón se baja. Morrissey se ha convertido en un gran instante, de esos que componen la vida.

Guau... Luego de los aplausos, poco a poco la gente se va. Extraño instante en mi vida, un gran instante. Caminamos hacia la orilla. Tomo su hombro y le agradezco mucho por acompañarme. También me agradece harto. Le doy un beso en la mejilla. Nos sentamos al borde de la cancha. Es obvio el tema a hablar. También lo ha encontrado genial, y es que cuesta encontrar otro calificativo. Hablamos sobre las canciones, sobre el haberlo visto... Estamos contentos, eso es genial. Es hora de irse y llamo a mi padre; viene en Providencia. Hay para rato, seguimos sentados allí, conversando en compañía del frío y de tan excitante momento reverberando en nuestras almas. De pronto, caemos en cuenta que tenemos hambre. Echamos de menos unos sanguchitos. Palta o queso; jamón, o dobladas. Hace hambre. Salimos. Se ha abrigado bastante, el frío golpea. Una carabinero come maní. Lo único que venden.

Mi padre no ha conseguido llegar al estadio. Está en las afueras de la Clínica de la UC. Carabineros no resulta de utilidad para encontrarla, nos mandan al lado opuesto. Sin embargo, conseguimos encontrarlo. Se deshace en excusas por no habérsela podido con las subidas. Le digo que no se preocupe, que sé que le cuesta (también le había contado sobre las dificultades de mi padre para la conducción, así que también lo sabe, xD), y además sirvió para que camináramos. Subimos; mi padre ha venido con una amiga. Raudamente bajamos desde las alturas. Nuestras sonrisas son grandes. Mi padre pregunta cómo estuvo. Muy bien, sin dudarlo. El conductor se ve obligado a ir a las casitas, así que terminamos en la bencinera ubicada en frente de mi ex-colegio. Bajamos. Le pregunto si quiere comer algo. Sí. ¿Qué quieres? Lo que tú quieras. ¿Te gustan las galletas? Sí. Compro Niza. Tengo sed, ¿qué quieres? Lo que quieras. ¿Jugo de durazno? Bueno. Sonríe. Volvemos al auto; vamos a su casa. Comemos galletas y bebemos jugo sin parar. Luego de largo trayecto, al fin llegamos a su casa. Me despedí contento, dándole las gracias de nuevo y esperando verla pronto. También estaba contenta y, una vez más, me dio las gracias y se fue. Llegué a casa a las 3AM. Tomé una taza de té y comí un pan. Luego a dormir... Un sueño muy reparador y dulce.


Al día siguiente me dijo que se había levantado sólo para verlo. Debí imaginarlo. Y al final, todos fuimos felices.

S.E., Mrcl. Eduardo Peñailillo B.
"Como la flor que se niega a marchitar."

P.S.: Finalizan las transmisiones de esta teleserie barata que les he regalado... Gracias por ponerle atención, (hasta de Portugal... ¡Saludos al que la leyó desde la tierra de Pessoa!) y espero que sigan leyendo las cosas que pongo aquí. Una sonrisa, de esas que produzco poco, para todos... ¡Y hasta la próxima!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Primero agradecer que estoy en los créditos =D

Segundo...fue un lindo e intenso final, la verdad es que cada vez que leo las historias sobre las experiecias del show, me entra la melancolía, y sobre todo con este relato tan intrigante y lleno de detalles...

Se aprenden cosas...como por ejemplo que nunca estamos solos en nuestros sufrimientos, hay otros que sufren al igual que tú...cuantas peripecias pa´llegar al santuario Moz! También aprendí a JAMAS preguntar a un carabinero algún paradero o dirección...me tomó casi 1 hora llegar al centro :/

Y eso, la voy cortando porque o si no pensarán que soy de tu fans club o algo así...o público comprado...jeje

Esta historia termina acá pero vendré a visitarte, te espero en mi flog!

Y cómo diría Mozzito..."Well, the pleasure and the privilege is mine".

Bye!!!

***arreglé la palabra "peripecia"...en tu flog quedó mal escrita, que verguenza! jojo***

Anónimo dijo...

Jajajaja...
La hisoria es genial, de hace tiempo que no leía nada tuyo, además el final, quizá pueda ser casi vaticinable, pero de cualquier manera el como escribirlo, fué fundamental...
Me entretuve mucho leyendo todo, gracias a la internet ADSL de 300$ la hora...de hecho he pasado como 6 horas leyendo todos los artículos que has publicado, desde los del Blog hasta algunos links de el Photo-Log...jajajaja, en fin todo muy bueno...

Se depide tu amigo, compañero, rival, poeta y alter-ego...
ahora con el nombre de Rage.

Anónimo dijo...

Ojo!!!
Rage se lee: Ra-ge (fonéticamente...)