lunes, abril 18, 2005

Sabina.

Una foto de Sabina.

Porque abril... Porque a abril aún le tienen hurtada la cartera de las felicidades.




Saludos.

S.E., Mrcl. Eduardo Peñailillo B.
"Como la flor que se niega a marchitar."

domingo, abril 17, 2005

Trabajos en la ruta.

Desde el verano, y en una tónica que presentan todas las principales avenidas de esta ciudad, avenida Independencia; mi vía de comunicación con gran parte del resto de la ciudad, y en realidad la salida de la mayoría de los conchalinos, había estado con trabajos de repavimentación. Sí, en realidad podemos decir con certeza que eso se hizo, porque hay que admitir que esta vez sí sacaron el pavimento anterior y recarpetearon (creo que ese es el término a usar) por completo. Trabajos que comenzaron a hacerse notar duramente durante febrero, primero con el desvío de las micros hacia Vivaceta, una cuadra hacia el poniente; y luego con la disminución de pistas en la parte final de la avenida, dónde sólo tiene sentido hacia el sur. De hecho, mi amigo Felipe podrá recordar que el día anterior al comienzo de clases mi cara se volvió pálida al ver que en ese sector se armaba un taco descomunal que me obligaría (pensaba mi mente melodramático-barata) a tomar micro a las 6 AM...

En realidad, al día siguiente, muy muy temprano, salí a tomar micro a Pedro Fontova, "atrás". (cosa que no me gusta, pero era la situación de la emergencia) Y llegué terriblemente temprano al Instituto Nacional. En realidad debo decir que, salvó un día (día que la señorita del otro lado del río también en la micro iba) que derechamente un corte que debió haber sido hecho en cualquier otro momento fue hecho a las 7 AM y provocó el caos, ningún día me demoré significativamente más de lo de siempre. Aunque igual tenía sus cosas distintas el método de agarrar transporte.

De partida, lo extraño de ver que por la querida Independencia, que en la parte donde yo vivo tiene aspecto de avenida principal de pueblo: Arbolada, estrecha, y llena de construcciones pequeñas; los vehículos sólo fueran hacia un lado. Luego llegar a la esquina de Teniente Ponce, y ver si alguna micro venía desde allí. Si no, comenzar a caminar hacia Vivaceta (dejé a los pocos días de ir a tomar micro a Pedro Fontova). Allí esperar, junto a otra gente, a que algo relativamente vacío viniera. Con los ojos hacia dos lados, porque si algo venía desde Teniente Ponce, había que tomarlo. Y yo de repente con los ojos hacia tres lados. Podría venir alguien a quien saludar tras mi espalda. Y el recorrido era distinto. Las micros yendo por Vivaceta recorrían el viejo Registro Civil, la panadería Roma, donde mi abuela cuando mi madre era pequeña iba a comprar pan, el Hipódromo Chile, dónde desde muy temprano los caballos son preparados y hechos entrenar... Y desde donde, a lo lejos, se distinguía como una especie de templo católico en Goa, la Parroquia de Fátima, dónde al menos (haciendo una estimación al ojo) un 10% de los pasajeros que van en las micros que pasan frente a ella, se persignan. (Particularidad que al parecer sólo se da en los templos de esta avenida... ¿Me equivoco? Si alguien tiene algún dato, me corrige)

Y así hemos estado funcionando. Y uno, animal de costumbres, se acostumbra a aquello.

Pero ayer abrieron avenida Independencia, y ya hoy las micros volvían a pasar por allí. Aunque no faltaban los micreros despistados que se iban por Vivaceta. Es que ya lo han pavimentado casi todo, y ahora los trabajos se concentrarán más que nada en El Cortijo, y en los trabajos "accesorios", como instalar paraderos y eso.

Y yo no sé si la señorita compañera-de-paradero-en-las-mañanas-a-veces estará contenta por el fin de los trabajos o triste porque deberá nuevamente caminar una cuadra más. Pero lo que es yo, extrañaré un poco un trayecto al que me había acostumbrado, y que ya me agradaba.

Y, en realidad, pensándolo bien, creo que hasta salía más rápido irse por allí. Al menos para salir de Conchalí.

Así es el progreso. Tan gelatinoso como el plasma; y nada es estable salvo el cambio.

Vamos a ver cuando cambien las micros.

Después de este post tan local, me despido. Buenas noches.

S.E., Mrcl. Eduardo Peñailillo B.
"Como la flor que se niega a marchitar."

sábado, abril 16, 2005

Cuentos en 100 palabras I

Mientras nuevos textos son escritos, (lo lamento, pero en más de una oportunidad me he quedado dormido... pero las ideas están, y son varias. Cosas como "Odisea Biológica", por ejemplo) pondré otros textos que tengo tirados en más de un cuaderno. Esta vez, uno de los cuentos que hice para el "Santiago en 100 palabras" 2004. No creo que vaya a aparecer en el libro, pero si pueden ir a Baquedano el viernes a eso de las 12 o las 18, agénciense uno de los 100.000 ejemplares con los 100 mejores cuentos del concurso.

Y ahora, con ustedes, "Ladrón".

Venían cerca, demasiado cerca. Y esos de rojo que intentaban servir para algo también se habían unido a la cacería. Maldición, mi única escapatoria era alcanzar aquella escalera, bajarla, y volverme un pescado más en aquella lata de sardinas celeste que era el Metro. La desesperación me hizo sortear algunos, empujar a otros, y bajar las escalas sin caer. Una vieja vendía boletos. Pagué con luca, y que se quedara el vuelto, sólo quería huír. Alcancé a subir al tren que ya partía. Cuando me calmé, la saqué del bolsillo y la abrí. Setenta lucas. Buen robo.

Motivos para reírse de (y con) este cuento:

1. No es una gran publicidad para el Metro.
2. El ladrón compra su boleto.

Saludos.

S.E., Mrcl. Eduardo Peñailillo B.
"Como la flor que se niega a marchitar."