lunes, noviembre 08, 2004

Cómo llegué a ver a Morrissey (Parte IV)

Tomo una 630 para llegar al Metro. Pésima decisión; para a cada rato, y más encima se llena. Horrible. Pateo el suelo del bus hasta que llegamos a Mapocho. Corro hacia Cal y Canto. Llego al andén. Tomo el celular. ¿Estás en Santa Lucía? Sí. Yo estoy en Cal y Canto, voy para allá. Bueno, apúrate. En diez minutos estoy allí. He apostado conmigo mismo: 90% de probabilidades de que vaya de negro. 10% que vaya de negro con algo que no sea negro. Llego a Santa Lucía y subo corriendo. No está.

Muevo la cabeza. Miro hacia un rincón. Allí está. 10%; va de negro, pero con algo no negro. Me gusta mucho como se ve. Saludo. Beso en la mejilla, obvio. ¿Vamos? Vamos. Llegamos a Santa Rosa con Alameda, conversando. La 327 aparece. ¡Esa nos sirve! Corremos hacia la micro; sube bastante gente. Paga escolar; yo no. Subimos. Al menos el 80% de la micro va a ver a Morrissey. Es obvio. La micro avanza por la Alameda y seguímos conversando; hace mucho tiempo que no nos habíamos visto. Un sujeto me pide que le avise en el estadio. Le digo que bueno, pero estoy seguro que se dará cuenta por si mismo. Sorprendente; la micro avanza rauda por Providencia. No nos demoramos en llegar a Escuela Militar. Hordas corren hacia la micro; es obvio para donde van. Le digo que mire hacia afuera, que aquel espectáculo es igual a lo que sucede afuera del Instituto a eso de las 8:05. Se ríe. La micro se llena absolutamente. En el Apumanque, unos cuicos intentan subir. El chofer no les abre. Los de atrás, que han venido leseando al chofer, se ponen a cantar. Chofeeer, chofeeer, chofere' hay por montones. Pero la mala cuea, nos tocó el más hueón... Nos matamos de la risa. La micro empieza a subir cerros. Cada vez falta menos.

Se detiene. Estamos a metros de la entrada. Hora de bajar. Le ofrezco la mano a la bajada. Me da las gracias. Saca un cigarro, hace rato que quería fumar. Yo no fumo. Caminamos hacia la entrada. Es al otro extremo del estadio. Le paso una de las entradas. Carabineros nos revisa. Uno me saca la billetera y encuentra un ajo. Me pregunta qué hace allí eso. Le digo que es un regalo que ciertos familiares extraños me hacen cada año. Me deja pasar. Espero; se demora más que yo. Le han revisado el bolso entero. Intenta ir al baño a tomar agua; la cola es larga. Decide comprar una mineral. Sale luca. Ni que fuera de oro. La compra.

Entramos. Nos sentamos en el suelo. Perdón; se sienta en el suelo, y me invita a sentarme. Quiero un café, pero el precio y el tamaño me hacen desistir. Hablamos un rato; el paisaje es genial. El sol sigue en lo alto, pero hace algo de frío. No hay tanta gente. Nos levantamos cuando toca Mars Volta. Ahí no más. El vocalista hace un exagerado show lanzando para todos lados el micrófono y la guitarra. En un momento casi se saca la cresta. Llevan sendos peinados afro tipo años 70. Yo decidí no andar con el brocolí de Profesor Salomón y usé gel. Se van. Al menos el tecladista era bueno. Al día siguiente me entero que se han burlado de Morrissey. Criminales.

Me dice que PJ Harvey es mejor. Ojalá. Ya hay bastante más gente, y nosotros tratamos de acomodarnos. Estamos casi en frente de la pantalla derecha. Conversamos y bebemos del agua
de exorbitante precio. Algunos cabros cuicos quieren que vuelva Mars Volta. No. Anochece sobre el estadio. Prueban la pantalla. Sale PJ Harvey. Una mina vestida con ropas de milico. No está mal. No necesito preguntarle para saber que también le gustaría vestirse así. Empezamos a saltar y a bailar. Desde atrás y desde el lado empiezan a empujar, y casi nos aplastan. Alcanzo su hombro con mi mano para que se mantenga en pie. Los cuicos son imbéciles; no les basta con empujar, sino que además se les ocurre cambiarse de lugar y buscar gente en medio del show de PJ, además están unos cuantos curados. Una mina casi se desmaya detrás nuestro. Nos miramos e intentamos cambiarnos de lugar. PJ es buena, me gusta. También le gusta. Los empujones siguen para todas lados y pareciera que vamos a terminar en el suelo. Me esfuerzo en que no se caiga y en yo tampoco caer. Terrible. Logramos afirmarnos, pero quedamos apretados. Termina PJ. Gran aplauso. Tratamos de buscar un lugar donde podamos ver. Tomo su mano para no perdernos; los dos somos pequeños. Hallamos un lugar. Detrás del escenario aparece otro telón lleno de brillos. Ahora todos esperamos a Morrissey.


Mañana termino.

Nos vemos.

S.E., Mrcl. Eduardo Peñailillo B.

"Como la flor que se niega a marchitar."

P.S.: ¡Ayuden a la campaña en pro de juguetes para los niños de Palestina!

3 comentarios:

B1mbo dijo...

Estoy intrigado leyendo "Cómo Llegué A Ver A Morrisey" episodio I, II, III y IV. Le hace la competencia a StarWars. De pelos!
Saludos y vista el blog más fosforecente de la red. Saludos
http://b1mbo.blogspot.com
www.fotolog.net/kratk

Anónimo dijo...

POR FAVOR TERMINA LA HISTORIECITA...MIRA QUE LA ANGUSTIA NO SE AGUNTA...LA BESASTE...TE BESO...LE PEDISTE POLOLEO...QUE CRESTA PASA...Y EL TAL MORRISSEY QUE TAL....EN FIN ESTO NO SE AGUANTA...TU SABES QUIEN....

Guilherme dijo...

Desde Portugal esperando o terminar desta aventura.