sábado, marzo 26, 2005

Tú nos has amado mucho.

Hola.

Estos días rememoramos tu pasión y tu muerte, hace tantos años.

Pero ante todo, rememoramos tu amor. La certeza de que tu amor existe.

Creo que eso es más recordable que los látigos azotando o que si los judíos son unos desgraciados por aquello. Resulta que en el dolor también puede haber amor.

Que el amor también puede ser dolor.

Que el amor traspasa el dolor... Y para entenderlo, lo tuve que susurrar en un oído.

Tú nos amaste mucho. Y yo, en estos días, he visto algo más de la certeza de tu amor. De la certeza del amor.

Aunque yo no sé qué es el amor... Creo que nunca lo he sabido.

Pero nos has amado tanto que lo has creado y nos los has dado. Y lo has hecho inentendible, indefinible. Para que sólo lo vivamos y nunca podamos descubrirlo por completo. Y, lo sabes, yo amo los rompecabezas incompletos. Pero más que porque yo ame completamente eso, lo indefinible del amor es genial porque nos hace entender que no todo es razón, que no todo es manejable o controlable. Que hay cosas fuera de nosotros, pero también que existen en nosotros.

El misterio del mundo es una cosa genial y necesaria. Espero no perder nunca la capacidad de asombro. Aunque cómo perderla en estos días; si el mundo gira demasiado rápido, pasan tantas cosas, con o sin mi conocimiento, y yo río demasiado o bien mi piel y mi corazón se contraen temblorosos.

Nos has amado tanto que nos has dado el lenguaje para tener cómo decir, y los sentimientos para tener algo que decir. Y la eterna incompatibilidad entre lenguaje y sentimiento para que nos tengamos que esforzar y ver el poder de nuestras palabras débiles, y la debilidad de nuestros fuertes sentimientos.

Y dentro del lenguaje, la poesía... La poesía, que has hecho democrática, porque es de quien la escribe, de quien la inspira, de quien la lee, y de quien la necesita. Y a los buenos poetas para admirarlos e incitarse a escribir. Y a nosotros, los malos poetas, que de tan malos y tan poetas para buscar la poesía, damos fe de que existe.

Nos amaste tanto como para darnos la fe. Otra de esas cosas inexplicables. ¿Qué cresta quiere decir uno exactamente cuando dice "yo creo"? Pero uno le pone tanto amor, tanta verdad, tanto corazón a la frase, que termina siendo un algo que puede sintetizar un todo. Y lograr eso es hermoso. Y vaya si tú creíste... Creiste mucho, ¿cierto?

Me pregunto qué habrás pensado caminando hacia el monte con la cruz al hombro... Porque si nos diste los pies para caminar no fue sólo para movernos, sino que tu amor; el amor del Padre Creador dio hasta para darnos pensamientos, y caminar pensando es genial, y quién no lo hace... Y los árboles crecen para que podamos recostarnos bajo ellos, y a veces las nubes llegan y más de una sonrisa se enciende porque hace frío y el día es gris.

La certeza de tu amor... Del amor porque es poderoso, del amor porque nos supera, del amor porque no lo entendemos, del amor porque no podemos dominarlo, del amor porque no podemos encerrarlo en un frasco ni venderlo... y tampoco escribirlo en un libro.

La certeza del amor porque sí no más. Porque quizás tampoco haya respuesta al por qué nos has amado tanto.

Sólo amaste, y a veces sólo hay que amar.

O a veces sólo se puede amar.

Amar hasta sin poseer.

Extraño día; creo que mi fe anda sencilla hoy. Quizás por la risa, quizás por las empanadas fritas, quizás por las micros, quizás por las casualidades. Todo aquello que existe en tu amor que contiene al mundo.

Y tú nos has amado mucho. Y aunque por momentos no sea de las mejores maneras, y por otros sea de las maneras más geniales, he logrado tener una pequeña conciencia de la certeza de tu amor.

Sí, nos has amado mucho.


Saludos, gente.

S.E., Mrcl. Eduardo Peñailillo B.
"Como la flor que se niega a marchitar."

1 comentario:

Anónimo dijo...

JESÚS HA RESUCITADO!

HAY ESPERANZAS!

http://unapagina.blogcindario.com/

Personalmente primera vez que me tomo tan en serio esta celebración, ojalá que tú también ^^

Miles de salu2 eterno amigo, nos vemos en el colegio!