miércoles, diciembre 29, 2004

Un grito en otras voces.

Uno de mis poemas más recientes. Eduardo vuelve a tomar la pluma para escribir, después de un "receso". Leed por favor. Ah, se titula "Un grito en otras voces".

En un mundo descomunal,
irreversible es la fragilidad.
Y después que todo comienza,
todo es una bomba a punto de estallar.

La normalidad oculta
el tic-tac indetenible,
pero cuando no se siguen
los caminos comunes,
el ruido de la bomba
se confunde con el de los latidos.

Y todo es una condena,
una condena que es un deber.
Y a veces no queda más
que guardar silencio,
y esperar a abrir los ojos.

Soñando con reposar
en campos amarillos
como un trigal,
como una pradera o tus cabellos.
Parar para luego ir
a una disco del dos mil
y gritar y bailar
y encontrarte otra vez.

Porque allí está tu boca,
pero tendrías que cerrar los ojos
para poder besarla.
Y vago en soledad
pidiendo perdón
por ser la sombra que soy.

A ver si llega quien
busque amores imposibles
y me cocine besos con arroz.
Hay una luz que nunca se apaga,
que busco en la noche,
yendo a ninguna parte.

Y que busco cuando siento
que todo es un pecado
y miro el cielo
pidiendo clemencia.


S.E., Mrcl. Eduardo Peñailillo B.
"Como la flor que se niega a marchitar."

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