miércoles, mayo 07, 2008

El mercado de las hamburguesas de soya.

Una de las cosas que me agrada de mi universidad, aunque no haya hecho uso de él (la vez que quise hacerlo me espanté con los precios de unas cajas antiguas) es el nutrido y variopinto mercado que se genera a las afueras de ella, en calle Almirante Barroso especialmente. Dependiendo de la hora y del día el transeunte y el estudiante pueden encontrar figuras en alambre, antigüedades, tejidos, joyas, artesanía, libros, información cultural, e incluso alimentación.

Dentro de este último rubro este año ha hecho explosión un producto en específico: las hamburguesas de soya. Este producto alimenticio al parecer se ha puesto de moda, y con diversos acompañamientos "sanos", viniendo además en su respectiva bolsita, son vendidas por acá entre $400 y $500 aproximadamente.

Yo la primera vez que supe de esa clase de hamburguesas (no soy precisamente muy "hamburguesero") fue gracias a Bohemia, que no come carne, y alguna vez en una visita a su casa nos las dio a probar a mi y a Nostalgia. Debo admitirlo: me gustaron. A pesar de que soy un omnívoro por naturaleza y genética familiar, y ni los mejores argumentos me hacen renunciar a los placeres de la carne -sí, sí, este es el momento en que algún lector puede decir que soy un criminal carnicero amante de la sangre-, la encontré de un sabor y substancia agradables, y estuvo bien para mi. Sin embargo no había vuelto a tener noticias de estas hamburguesas, salvo una vez en que Nostalgia compró una de ellas para el hambre en uno de los tantos recitales que en el Parque Italia del Puerto se realizan.

Hasta que este año se han presentado en gloria y majestad por la calle que se extiende a lo largo del grueso de la universidad a la que asisto. Sobre todo son vendidas, me he fijado, por jovenzuelos con vestimentas de estilo "punki", con voz suave y sin mucha promoción en realidad. Pero al parecer tienen éxito, porque se han ido multiplicando los proveedores, los que, sobre todo, tienen su hora de "hacerse la América" entre el mediodía y las dos de la tarde.

A tanto ha llegado este mercado que me asombra que incluso se venden promociones. Así es, porque uno de los proveedores (mejor dicho, una) ofrece combinar la hamburguesa con un tentador jugo natural, de frutillas me parece.

Así pues, parece que tendré que probarles la mano. Logran que se me haga agua la boca (lo que no es muy difícil).

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