lunes, julio 24, 2006

Duerme (in)tranquilo...

Esto de quedarse hasta altas horas de la noche, perdiendo el tiempo y recurriendo al control remoto tratando de encontrar algo en la televisión a horas en que sólo hay programas repetidos de deportes y películas que a nadie le importan, no es cosa poco común. Especialmente en mi caso.

Y a veces uno se encuentra con cosas extrañas. Una vez, por ejemplo, terminé viendo "Amo de las Marionetas II: La Venganza de Coulón". Inolvidable película. Claro que esta vez me tocó algo que, visto desde determinado punto de vista, podría ser peor.

En Canal 13 Cable hay un micro espacio llamado "En Vivo y en Recuerdo", donde recuerdan pequeños reportajes "del año de la pera". Suelo toparme con reportajes de nuestros años de dictadura, y esta vez no fue la excepción. Aburrido de National Geographic Channel, pasaba por el ya referido canal cuando me topé en pantalla con un conocido (y criticado) reportero de televisión que ahora trabaja en otra canal, con los pelos con más color, y haciendo un reportaje nocturno. Su objetivo: Cubrir un patrullaje nocturno de las Fuerzas Especiales de Carabineros.

Si se las viera con los ojos de la actualidad estas "fuerzas especiales" darían risa, con sus uniformes holgados, sus cinturones similares al de mi abrigo, unos fusiles del año de la Cocoa Raff, y un casco; quizás el único elemento más "moderno". (Y hasta por ahí; capaz que hayan sido los saldos de la Primera Guerra Mundial) Un jefe de pelotón con lentes "poto de botella" y cara de pocos amigos se daba a la tarea de explicar en detalle el armamento del pelotón y lo que realizarían durante la noche. Por algún motivo inexplicable salieron en trote al bus, llevando además de los hombres con fusiles viejos unos cuantos explosivos, una ametralladora, y un equipo electrógeno que tenía más pinta a aquellas viejas radios a tubo que a otra cosa.

Por supuesto, estos "abnegados combatientes contra el terrorismo que velaban por el sueño capitalino" (yo inventé la frase) no se toparon con más riesgos que una pareja fiestera que no quería dormir y que se deshizo en disculpas y casi en llanto al ver veinte carabineros con armas en la puerta, y un auto que venía de la maternidad, donde habían dejado a una parturienta. De todos modos, entre lo oscuro y viejo de la imagen, las caras de pocos amigos, y lo que uno se imagina que sucedía en operativos no tan amables ni televisados como el mostrado, le daban la nota sórdida al asunto.

Así que mejor, a dormir.


Saludos,

S.E., Mrcl. Eduardo Peñailillo B.

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